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¿Es mi oficio un arte que agoniza…?

Los vidrieros actuales han tenido que adaptarse a una era industrial manteniendo la esencia de su oficio.

“El Vidriero actual es un mago que trabaja entre el espacio y la luz”

 “El oficio vive sus horas más bajas por falta de formación y relevo generacional” 

“Maestros Vidrieros un Arte que lucha por sobrevivir”

     Alfredo Pires

Cada día van desapareciendo artistas que se dediquen a este oficio, la poca rentabilidad y la falta de interés institucional hace que un oficio tan milenario esté abocado a desaparecer.

Los maestros vidrieros no solo crean obras de gran valor para particulares, sino que son los encargados de restaurar el inmenso patrimonio nacional de nuestros emblemáticos edificios, inquietud que se encuentra desprotegida.

Cuando el maestro vidriero acepta el compromiso de restaurar una vidriera debe ceñirse a la obra que va a intervenir, debe estudiarla a fondo, saber todo sobre ella, como es y las heridas que debe curar, algo que no se sabe del todo hasta que la vidriera esta sobre la mesa.

Actualmente en una restauración prima antes el precio que la calidad, lo que trae como consecuencia que al final los resultados no son los que deberían de ser perdiéndose el valor real de ese patrimonio ya que en muchos casos las malas intervenciones son irreversibles.

Teniendo en cuenta que tanto la ejecución de la vidriera, como su restauración se realiza exactamente como lo hacían nuestros antepasados, ya que, por ejemplo, se pinta como se hacía en el siglo 13 y el maestro vidriero en sí mismo es un conjunto de 7 u 8 oficios nos da una ligera idea de la gran formación que han de tener.

El cierre de fábricas y de escuelas, castigadas por las crisis económicas y por la falta de interés hacia el sector, sin relevo profesional ni apoyo institucional hace que estemos viviendo las horas bajas de un oficio.

Latiendo con fuerza, en el corazón de los que amamos lo que hacemos, la esperanza de que se produzca un cambio y surja un nuevo interés que haga renacer este arte, pues pienso que tanta tecnología que nos rodea no está reñida con el arte y la belleza que solo puede emerger de las manos creativas de estos genios que son los vitralístas

No hay máquina que pueda sustituir el trabajo delicado y paciente de sus manos ni ordenador capaz de poner corazón en creaciones tan únicas capaces de convertir la luz en magia.

¿SOMOS CAPACES DE DEJARLOS EN EL OLVIDO?

Quienes serán nuestros futuros vidrieros y restauradores cuando los necesiten una Catedral de Toledo o de León… Seguiremos mirando hacia otro lado pensando que este oficio ya no es moda y que nunca más nos harán falta sus manos…

Por qué las administraciones no muestran interés hacia ellos, por qué ya no hay escuela… quizás piensen que cuando surja la necesidad será mejor importar tan delicado conocimiento.

Yo dudo que lleven razón, o no es necesario que apoyemos especialmente a estos oficios que están abocados a desaparecer.

Ejemplo de esta lucha es Juan Pomares “ARTEVISA”, uno de los pocos talleres de maestro vidriero que sigue en funcionamiento en la actualidad.

“Que no se pierdan los oficios que no son ellos más que el ejemplo de nuestra cultura, historia e identidad, perderlos no sería más que perdernos a nosotros mismos.”

Otro ejemplo es Alberto Cascón, maestro vidriero que ha evolucionado a base de retos. Para él, el maestro vidriero ha de ser un gran observador capaz de valorar como se van comportando los materiales. Preocupado por el futuro de este noble oficio pone su esperanza en su hijo al cual intenta dejar su legado.

» La vida de una vidriera es la luz «

Alberto Cascón

O quizás deberíamos dar gracias al escritor madrileño Gonzalo Giner donde con su novela “las Ventanas del Cielo” reivindica a los maestros vidrieros y copio sus palabras cuando dice “esta novela es mi humilde aportación a saldar una deuda que existe con una disciplina artística que considero muy importante”

Acaso, no tenemos todos, nosotros los vidrieros que aún ejercemos este hermoso oficio una deuda con él, o al menos, el mismo compromiso que Giner, el de dejar testimonio de lo que hacemos; y quizás con cada granito de arena consigamos que estos poetas del vidrio nunca mueran…

Si somos capaces de pintar con la luz, por qué no hemos de escribir una historia que no debe morir, sino siendo así, moriría Burgos, moriría Toledo, y todas aquellas magníficas Catedrales que con sus vidrieras narran nuestra historia.

Que a pesar de millones de gotas de lluvia y el azote del viento permanecen erguidas hacia el cielo y en ellas presente el trabajo de esas manos sabias y pacientes de aquellos que cada día somos menos. 

Y sin dejar de mencionar al maestro leones Luis García Zurdo, el cual dice que lo peor de este oficio es el poco reconocimiento que tiene actualmente y el desconocimiento de nuestra existencia, estamos olvidados en general y si no fuese por el empeño personal y la pasión particular de algunos pocos ya estaríamos totalmente extinguidos.

En España han cerrado las fábricas de vidrio y el color nunca se elaboró en nuestra nación, los vidrieros tenemos que recurrir a proveedores extranjeros para adquirir la materia prima de nuestras creaciones, que es el vidrio, de ahí que en parte los costes sean tan elevados y como consecuencia el mercado muy exclusivo. Es muy difícil conseguir la popularidad de este oficio como disfrutan en otros países como Alemania o Estados Unidos.

Carlos Muñoz de Pablo, “VETRARIA”, maestro vidriero segoviano, afirma:

“El mundo de la vidriera no es simplemente unir trozos de vidrios de color, hay un estudio mucho más profundo en ello.”

Nuestro oficio por su propia naturaleza, no se puede someter a las reglas de la globalización y de los mercados…